sábado, 23 de julio de 2011

Reseña biográfica


Guillermo Cantore nació en Buenos Aires el 23 de marzo de 1918, hijo de Pascual Cantore y Angela Ferrero, inmigrantes italianos, siendo el quinto de seis hermanos.
Tuvo tres hijos.
En 1942 se casa con Basia Rucik, madre de sus dos hijos mayores.  
Fruto de su matrimonio con Basia nacieron Victorio Cantore el 30 de julio de 1942 y Flora Cantore el 3 de agosto de 1949, y de la unión con Nenina Caro nació su hija menor, Madó Cantore el 20 de abril de 1963.
Su padre, Pascual Cantore, artesano anarquista y su hermano mayor Enrique Cantore, violinista y compositor, lo iniciaron en las luchas sociales desde su infancia.
Romiglio Blancá fue el principal artífice de su afiliación a las Juventudes Comunistas en 1934.
En 1938 era Secretario de la Junta Central Nacional Argentina de Jovenes Amigos de España Leal y delegado de la Capital Federal. 
Este movimiento constituía una de las expresiones de la solidaridad del pueblo argentino con la República Española y la lucha antifranquista, figuras históricas de la resistencia contra el fascismo.
Guillermo Cantore fue miembro del Comité Provincial del Partido Comunista Argentino por la provincia de Buenos Aires. A partir de 1945 prosiguió su trabajo político en Chile. 
De regreso a la Argentina no continuó su militancia activa dentro de la organización por disentir de ciertas posiciones del Partido Comunista. 
Continuó, sin embargo, adhiriendo a la teoría marxista-leninista hasta el final de sus días.
En el comienzo de los años sesenta Guillermo Cantore junto a Luis Luchi, Mario Lesing, Lubrano Zas y Rodrigo Ruza crearon las ediciones “El Matadero“. 
La elección de este nombre aludía al texto de Esteban Echeverría, considerado como el pimer cuento de la literatura argentina. Terrible relato que denuncia el terror erigido como método por el régimen de Rosas. El Matadero… Imagen premonitoria que iba a atravesar la historia argentina.
Esta actividad editorial permitía a escritores, algunos de ellos inéditos, publicar sus obras y hacer redescubrir a autores “olvidados” por los historiadores oficiales de la literatura argentina.
En el Gardelito y el Ramos, viejos cafés de la calle Corrientes, se organizaban reuniones públicas para la lectura por los propios autores de sus escritos . Estos encuentros revestían un carácter muy especial. Con Luchi, Guillermo, Mario, Lubrano , Rodrigo, la literatura devenía algo vivo, era una actitud frente a la existencia, la reconstrucción permanente de la herencia legada por Quiroga, Arlt, Roberto Mariani, Enrique y Raúl González Tuñón y tantos otros.
Este grupo realizó su proyecto de trabajo colectivo publicando poesía, relatos y dos selecciones de Cuentistas Argentinos Contemporáneos. 
Una colaboración estrecha nacía con los pintores Miguel Dávila y Carlos Uría, los dibujantes Hector Cattolica y Oscar Grillo, el fotógrafo Walter Wolff, el músico Edmundo Rovira y el grupo de tango compuesto por Juan “Tata” Cedrón , César Stroscio y Miguel Prayno. Todos ellos participaban de las diferentes manifestaciones culturales que organizaba el grupo “El Matadero“.
En 1969 Cantore fundó la editorial  “Buenos Aires Leyendo”.
Entre los títulos publicados se encuentran : 
“ La veleta y el viento “ de Raúl González Tuñón 
“Gustavo Riccio”  de Lubrano Zas 
“Historia del sainete nacional ” de Blas Raul Gallo 
“Poemas cortos de genio” y “ El muerto que habla ”  de Luis Luchi.
En la segunda selección de Cuentistas Argentinos Contemporáneos, Cantore publica “Estas manos mías”. Más tarde “Para un tiempo de fábula“ y “Un viejo viento”.
“Fábula contada a la oreja de Madán Yvón” fue  incluido en la Antología Narrativa Argentina 75 editada por Lumen Latinoamericana.
En la obra de Guillermo Cantore la subjetividad de cada personaje, se articula en una transparente adecuación y confluencia con la historia social del país. El lenguaje en sus escritos es una materia trabajada con consciente precisión y minucia, riqueza lexical y metafórica. Alusiva, referencial, poética, descriptiva, su escritura recrea atmósferas de la Ciudad de Buenos Aires, sus gentes, sus colores, sus luchas. 
Esa ciudad recorrida, investigada, sentida hasta los más ocultos recovecos, Guillermo Cantore la desvela en su particularidad más aguda, haciéndola devenir universal, desmitificada. 
Guillermo Cantore viaja a Europa. Llega a París, ciudad que de alguna manera ya había recorrido a través de los escritos de Elías Ehrenburg, Henri Barbusse, Louis Aragon, Paul Eluard entre otros. En estos meses escribe intensamente. 
Parte para España y en un primer momento se afinca en Barcelona donde vivía su hija mayor. Ciudad en la que también reencontraría a su gran amigo Luis Luchi, quien hubo de exilarse durante la dictadura militar instaurada luego del golpe de Estado de 1976. 
También retoma contacto con la poetisa Juana Bignozzi, el pintor Pedro Gaeta, Miguel Yaffa, Poni Micharvegas, el escritor Horacio Vázquez Rial, amigos de larga data, y otros amigos escritores afincados en Barcelona.  
Reside luego en Madrid dónde se reúne con un grupo de jóvenes escritores, pintores y cineastas del barrio de Malasaña, que impulsaba activamente el quehacer cultural y político de la ciudad, prosiguiendo así su labor nunca interrumpida que lo alentó desde su juventud, retomando su fuerte vínculo con España.
Guillermo Cantore fallece en Madrid el 6 de julio de 1979
                                                                                 


Fotografía de Walter Wolff

4 comentarios:

Alejandro Guarino dijo...

Madó. Disculpe. Me gustaría comunicarme con usted por temas que podrían ser de común interés. Muchas gracias

Alejandro Guarino dijo...

Madó. Disculpe. Me gustaría comunicarme con usted por temas que podrían ser de común interés. Muchas gracias

Unknown dijo...

Que poco conocimiento de mi propia familia. Mi abuelo Roberto hermano de Guillermo falleció también siendo yo bastante chica y nunca pude conocer varias de las historias familiares. Me enorgullece haberlo tenido como tío abuelo.

Alicia Martorell dijo...

Hola, Mado. Conocí a Guillermo en Malasaña, en el 77, hasta que falleció. También a tu tía Michelle, aunque tardé mucho en saber que eran familia (Madrid era muy chico). Tengo unos recuerdos mágicos de aquella época, yo era muy joven. Poníamos discos de tango. él despotricaba de la Tana, y a veces incluso de Gardel y bebíamos como no he podido volver a beber en mi vida. Íbamos al teatro, a Libertad 8 (fue en la barra de Libertad 8 donde lo conocí) o simplemente no hacíamos nada. solo hablar y hablar. Siempre iba rodeado de montones de chicos y chicas jóvenes que le tenían auténtica adoración. Aprendí muchísimo con él y lo recuerdo con cariño. Su muerte fue realmente un mazazo, a pesar de todo el tiempo que ha pasado.
Me he acordado y he buscado su nombre en Google porque estaba corrigiendo una pruebas y, siempre que lo hago, me acuerdo de que él decía que las pruebas hay que corregirlas de abajo arriba, para no despistarte de las erratas con el contenido (yo no soy capaz de hacerlo...).
Un abrazo y gracias por recordarlo aquí. Yo no lo he olvidado.